13 de agosto de 2012

¡VIVA CÁDIZ!


Cádiz, especialmente el Cádiz atlántico, puede que sea el lugar en el que menos se molesta la gente, en el que menos se preocupa la gente y en el que más gracia sin más tiene la gente. Esta forma de ser se refleja en cuantiosas anécdotas que, sean ciertas o no, son a la par una lección y un genial divertimento, así que, aunque a algún gaditano no le guste que esto se enlate porque pierde toda su gracia, aquí recopilo alguna de ellas, total, molestarse no se va a molestar por ello.


La primera es cierta, porque la viví en agosto de 2006. Llevaba varios días pasando por el centro de El Puerto y siempre me encontraba con don C.V., ya fuera tomando un café, una cervesita o practicando cualquier otra actividad ociosa. Así que un día tuvo que llegar la conversación:
-          Pero tú, no estás de vacaciones, ¿no? –pregunto–.
-          ¡No, qué vá! ¿Por qué lo dises? –y añade– ¿Te parese que vivo bien?
-          Pues sí…
-          Pues así todo el año.


Otra historia verídica. Tras un año sin abrir la casa de veraneo, una señora llega de vacaciones y se la encuentra hecha una pena, entonces llama al chapuzardinero para todo encargado del mantenimiento durante el invierno al cual abronca y encarga la reparación urgente de una serie de cosas; a los quince días se da esta conversación:
-          ¡Zeñorá! De las diez cosas que uté me pidió –abre la mano con sus cinco regordetes dedos–, no he hechso ni una.
Ahí tenía que haber terminado la cosa, no se puede pedir más, o te mueres de risa o le asesinas sin explicaciones, pero la incrédula señora reincidió regañando a er Mazi, y éste, templando la situación concluyó.
-          ¡Hay qué vé zeñora! Con ese caracte uté no llega a vieja.


Una ocurrida el pasado año (o no), durante una reunión del equipo internacional de ingenieros que dirige la construcción del nuevo puente sobre la Bahía, el de La Pepa. En ella, algún miembro de la ingeniería alemana que encabeza el proyecto se preocupa por la precisión de unas mediciones realizadas por un aparato que no parece ser de su confianza; el gaditano responsable del asunto, intentando tranquilizar al colega, en lugar de sacar las fichas técnicas de homologación, calibración u otras tonterías, expone:
-          ¡Éto!, eto e´ horrorozo de presiso.


Otra noche más…

Don Curro.

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