Los edificios clásicos, compuestos con una matemática rigidez y simetría,
un academicismo abstracto de supuesto origen divino y carácter universal,
provocan una serie de indeseadas tensiones a la hora de ponerse en
funcionamiento, de relacionarse con sus usuarios o de albergar una actividad
(como por ejemplo para qué lado tirar en una escalera imperial); la perfección
de sus proporciones resultan incómodas a la hora de materializarse. Pero curiosamente,
parece que en las plazas de toros, un edificio difícil de superar en su
concepción geométrica, esas tensiones se resuelven de una forma muy fluida y
natural de tal manera que no todas las partes del círculo son iguales.
El círculo representa el ruedo y el cuadrado los corrales. Pero ahora hay
que encajar el programa de necesidades para que se puedan celebrar los
espectáculos taurinos y lo curioso es que apenas se desvirtúa la composición
original:
(Las plazas son muy diversas, esto es un mero
esquema.)
De repente ha aparecido un elemento extraño: la Presidencia, ¿qué hace ahí, fuera de lugar? ¿A qué se debe? Lo
demás parece organizado en un eje muy sencillo: toros y toreros entran por el
mismo lado (curioso) y los segundos a veces salen por el opuesto, si es que no
acompañan a los toros de vuelta.
(El esquema se orienta hacia el sol de la tarde, no hacia el sur.)
Todo esto explica muchas rutinas de la Fiesta: que el torero empiece la
lidia bajo la presidencia y coloque a uno de su cuadrilla para tapar la salida
del toro hacia los toriles y a otro hacia la solana de tal manera que se lo
devuelvan cuando el animal galopa fresco; que siempre se pique con el caballo
que se sitúa cerca de la Puerta Grande y la Presidencia, que el público
“humilde” pero “entendido” se sitúe en las localidades de solysombra
más próximas a la zona donde se torea, el famoso siete, en lugar de en el tendido simétrico y aparentemente igual
situado encima de los corrales; que los pasillos y escaleras que llevan a los tendidos
tengan ese laberíntico recorrido por cuestión de tarifas y que a veces dan
lugar a aseos públicos en cuanto a que se ve su interior desde arriba; que la
Presidencia se sitúe en ese caprichoso lugar… y que sea el único espectáculo de
masas en el que se permite el alcohol no es por lo anterior, sino que
probablemente por el buen ambiente.
Ahora podemos entender por qué hay un sitio muy concreto para cada cual
dentro del círculo, por qué unas entradas son más caras que otras pareciendo
las localidades iguales y por qué los
toros, los toreros y los aficionados distinguen las distintas caras del círculo a pesar de su pureza geométrica. Si
el círculo a veces simboliza la idea de la Igualdad, no es en el ruedo.
Don Curro.