1. Introducción.
2. De la planificación del trabajo.
3. Del trato con clientes, jefes y otros.
4. De las reuniones.
5. Conclusión.
1.
Introducción.
El
presente “Método de Trabajo” tiene por objeto plasmar ordenadamente una serie
de ideas sobre cómo se debería trabajar que merodean habitualmente por mi
cabeza. También pretende ayudar, aunque sea mínimamente, a todo aquel que se
interese por este escrito y que tenga un trabajo productivo o creativo.
Probablemente no sea más que poner sobre el papel lo que casi todo el mundo ya
sabe sobre este tema.
Mucha
gente trabaja sin rumbo y sin objetivo. Nada más recibir el encargo, comienza a
desarrollar el trabajo desde el principio, de forma lineal, sin tener muy claro
a dónde tiene que llegar y sin analizar previamente el encargo recibido. Esta
costumbre tiene muchos inconvenientes al no tenerse una visión general del
cometido: no se analiza si lo que se va realizar es lo más adecuado para
alcanzar el objetivo que se quiere, no se conoce la extensión del trabajo y por
lo tanto tampoco el tiempo necesario para ejecutarlo, etc.
Lo
expuesto en adelante tan sólo trata de dar unas pautas con las cuales podríamos
mejorar nuestra organización del trabajo y nuestro rendimiento:
2.
De la planificación del trabajo.
El trabajo
encomendado se tiene que planificar, lo peor que se puede hacer tras recibir un
trabajo es empezar a hacerlo sin pensar.
Lo bueno
de la cabeza es que no se puede apagar, así que es inevitable pensar en el
trabajo pendiente por hacer; esto se puede aprovechar para analizar el tajo a
realizar en su conjunto y tener una idea de qué se va a hacer antes de coger el
ordenador o la herramienta que se utilice e iniciar la tarea sin rumbo.
Sin duda,
la pereza es muy buena consejera: “no hagas hoy lo que puedas hacer mañana”; porque
si empiezas hoy, lo más seguro es que mañana sigas ineficazmente con lo mismo.
2.1.
Planteamiento del trabajo.
Es
importante tener claras las preguntas básicas:
a) Por qué hay que hacerlo, el motivo.
b)
Qué hay que hacer, el objetivo.
c)
Quién, es el tipo de jefe o cliente (ayuda a entender lo anterior).
d)
Cuándo, el plazo del que se dispone.
e) Cómo, el formato.
Hay que
procurar que un trabajo esté siempre terminado.
-
Una analogía: la pintura. Cuando se acomete un cuadro, lo primero que
se hace es encajar las figuras, ese boceto se puede entregar sin más, ya cuenta
con todo; posteriormente se valoran las luces y las sombras, luego se plantean
los tonos de los colores y así se va detallando, siempre trabajando en toda la
superficie del lienzo, hasta que uno se aburre porque como le pasa al cómico d.
Antonio López eso no tiene fin (El sol del Membrillo). Pero lo importante es
que el cuadro se puede entregar desde el primer minuto ya que siempre está
completo.
-
Un ejemplo: este mismo “Personal Método de Trabajo”. La idea de
redactarlo nace una mañana a propósito de estar harto de oír cosas como “es que
no da tiempo” o “no lo tengo terminado –y no te entregan nada de nada–” y de
ver a la gente agobiada constantemente. Luego se maduró en la cabeza casi
involuntariamente durante una hora y pico recopilando las ideas hasta que se
empieza a producir. En ese momento, en apenas un cuarto de hora, se realiza un
esquema del Método, ya está, eso mismo se puede presentar de haber sido solicitado
así. Ese guión, que se adjunta al final, lo contiene todo e incluso es mejor
que el propio Método porque se lee en medio minuto, lo demás es relleno.
2.2.
Desarrollo de un trabajo.
En
resumen, las fases que se proponen para la ejecución de un trabajo tipo son:
a) Definir el formato.
b)
Definir el índice.
c)
Realizar las partes importantes.
d)
Rellenar.
e) Rematar.
Es muy
importante empezar un trabajo definiendo el formato que se va a utilizar así
como el índice del mismo, aunque con el desarrollo posterior del trabajo puedan
ir cambiando estos elementos, con los dos primeros puntos se dispone ya de la
estructura del trabajo, es decir:
-
Conocemos el desglose de todo el trabajo a realizar.
-
Podemos distinguir las partes importantes del desarrollo o relleno.
-
Tenemos siempre presente el objetivo del trabajo en un documento
abreviado.
-
Podemos calcular el tiempo aproximado que nos llevará el trabajo.
-
Podemos programar el trabajo a realizar dentro del plazo de entrega.
-
Si hay que entregarlo, está todo menos el relleno (el boceto está
terminado).
a) Definir el formato.
Antes de
empezar hay que saber:
-
El soporte: digital o papel, tamaño (A4, A3… ), formato horizontal o
vertical, etc.
-
Uso del color o no. El color suele complicar los formatos en papel.
-
Cómo es la maquetación del trabajo (qué información fija va en cada
parte, diseño de las portadas, encabezados y pies de página, posición de los logotipos,
firmas, etc.) Tiene que ser sencillo.
Una vez se
dispone del formato, ya montado o maquetado, se empieza a producir sobre el
marco definitivo, sobre un soporte que se puede presentar en todo momento. (Se
puede llegar a entregar un trabajo con un capítulo entero no sustancial
sin hacer,
pero nunca sin su portada incluida, ya se rellenará: ¡Cachis!, pues no se debió imprimir, te lo mando en seguida; ¡Leche!,
se ha debido borrar de la red, ahora hay que rehacerlo, pero en seguida estará.)
b) Definir el índice.
Definir el
índice o el listado de documentos es lo mismo que definir el esqueleto o la
estructura del trabajo, es el resumen de lo que se va a hacer y por lo tanto
nos da una visión completa del alcance de la tarea.
Además,
nos ayuda a definir el tronco del producto que se va a elaborar, dejando de
lado todas aquellas ideas relacionadas pero que no aportan realmente al
desarrollo del tema. Es decir, automáticamente se limpia el trabajo de los
temas que, a pesar de que puedan ser interesantes, no es necesario dedicarles
tiempo para concluir el cometido.
Este
índice se modificará y matizará con el desarrollo del trabajo, no es un dogma
de fe, ha de estar vivo, pero no por ello deja de ser la mejor herramienta que
tenemos para saber dónde estamos en todo momento.
c) Realizar las partes importantes.
Una vez
realizado lo anterior, se dispone de la base que permite empezar a producir o a
repartir el trabajo dentro de un equipo. Como en los “Best Sellers” (estructurados
en capítulos de igual duración y desenlace), ya sólo hay que rellenar el
contenido.
Y la gran
ventaja: se puede empezar a meter el relleno por lo más importante, tanto
porque tenemos localizadas esas partes en el índice como porque podemos
distinguir lo que sostiene el conjunto, el orden del proceso no lo ha de marcar
el índice sino la importancia del contenido. Por lo general, si bien hay
infinidad de tipos de trabajo, la parte más importante es la conclusión o el
resultado y no hay que tener miedo a empezar el trabajo por ahí. Cuántas veces
tras entregar un trabajo, el interesado para unos segundos para contemplar su
forma, su aspecto y seguidamente pasa las hojas a toda velocidad hasta llegar a
los resultados finales sin parar a leer el resto.
Estos
resultados, pueden variarse cuando posteriormente se realice el desarrollo,
pero es importante que estén presentes o esbozados desde el principio (para
irse rellenando si se trata de datos aun no obtenidos) ya que nos señalan el
objetivo del trabajo en todo momento.
d) Rellenar.
Por último
hay que proceder a realizar el relleno de los capítulos o epígrafes del
desarrollo del trabajo, o simplemente, a pasar a limpio lo que se ha hecho a
mano para poder llegar a unas conclusiones provisionales (como todo lo es).
Un consejo:
para esta fase es realizar un barrido rápido por todas las partes del trabajo,
como depositando unas capas de relleno, que en todo momento haya algo escrito
en cada parte aunque sea insuficiente, el conjunto del trabajo ya no lo es.
Esta forma de completar el trabajo también facilita que el estilo o el carácter
del producto sean más homogéneos.
e) Rematar.
Un
problema típico es el del trabajador que es muy bueno pero no sabe cerrar el
trabajo, no sabe terminarlo. Por supuesto, los anteriores consejos como el de
tener el índice o la estructura de lo que se va a hacer por adelantado ayuda
mucho a saber terminar y empaquetar lo que se está haciendo.
De todas
formas, un par de consejos más:
-
Todo trabajo se puede completar y seguir desarrollando tras la
entrega, pero cuando se entrega ha de estar completo y ya no se debe
rectificar, “carta en la mesa presa”.
Es más, el jefe o cliente estará más contento si sus opiniones o aportaciones
tras la entrega se reflejan en una posterior entrega tras la presentación y
esto se hace de forma muy sencilla si el trabajo se ha desarrollado como se ha
descrito anteriormente segregando el formato, la conclusión y el relleno.
-
Si uno ha realizado el trabajo a partir de su estructura, podrá
distinguir el tronco de las ramificaciones y será capaz de suprimir o no
dedicar tiempo a éstas en el caso de que el plazo de entrega llegue a su fin.
Finalmente
comentar, que en la planificación de un trabajo siempre hay que dejar de forma
generosa un buen tiempo para la presentación; es decir, para montar el
documento o lo que sea contando con que todos los medios van a fallar (la red,
las impresoras, las encuadernadoras, etc.), contando con que el resultado igual
no es el esperado y que con pequeños cambios podemos mejorarlo y también con
que al final, todo tiene que dar la impresión de ser una única cosa.
3.
Del trato con clientes, jefes y otros.
En el
trato con los clientes o los jefes (a partir de ahora encomendadores), no hay que perder de vista los objetivos que persiguen y
por ello no se deben acatar las órdenes de forma literal y siempre se ha de
tener en cuenta si el encargo es mejorable o incluso el correcto.
Por lo
tanto, es muy importante llegar a conocer a la persona que nos encarga un
cometido para saber si:
-
Realmente está encargando lo que dice o quiere otra cosa.
-
Nos ha dicho lo que quiere que hagamos (como desarrollar el trabajo)
pero no nos ha explicado el objetivo (lo que realmente hay que conseguir).
Una vez
entendemos la naturaleza real del encargo, lo podemos hacer nuestro y
transformarlo para ser más eficaces e ir al grano. Por ejemplo, no es necesario
llegar al resultado que desean por los medios que el encomendador ha dicho que se utilicen, sin duda, quien realiza el
trabajo es el que mejor sabe los medios y formatos que se han de utilizar pues
es quien se ha ido encontrando con las dificultades: “quien pinta manda”, en la
forma.
Varios
consejos para llevarse bien con los encomendadores:
-
Cuando no se esté de acuerdo con lo que exponen, nunca hay que
criticar sus ideas si no se tienen una solución alternativa; nunca hay que
llevarles problemas: “es que no se puede hacer así”, siempre soluciones: “y si
lo hacemos de esta otra manera”. Esto nos permite incluso modificar algo los
objetivos si no se está de acuerdo con ellos.
-
Hay que hacerles creer que participan en el desarrollo del trabajo. No
se les puede ocultar hasta que esté terminado y conviene informarles de las
decisiones más importantes. Cuando esto se hace, no hay que ir con decisiones
por tomar, sino con decisiones ya tomadas, y más importante aun: resueltas de
tal manera que les parezca la vía que no dará problemas. Y no hay que tomárselo
mal si no son aceptadas.
-
Todos los méritos son de ellos y siempre hay que hablarles en plural o
en su persona aunque no hayan participado: “al final lo hemos resuelto”, “les
ha gustado el trabajo que has presentado”, etc.
-
Y muy importante, jamás se les puentea ante sus superiores aunque estos
lo soliciten; no es que no se pueda tener relación con la gente de arriba, pero los encomendadores
han de estar informados si esto ocurre. Un poco de educación castrense evita
los malos entendidos que producen los saltos en el escalafón, el famoso “pues
fulanito me dijo…”, y sobre todo los celos.
Una última
cosa: si hay cualquier problema, jamás se echa la culpa a un subordinado si uno
no quiere parecer un idiota, se es plenamente responsable de todo lo que se
produce a las órdenes de uno.
4.
De las reuniones.
Perdemos
mucho tiempo en reuniones infinitas que sin mucho esfuerzo y un poco de
organización (como decía el chiste) se pueden abreviar sustancialmente. Tan
sólo hay un caso en el que conviene dejar correr una reunión, y es cuando las
cosas no encajan o no están claras, con el paso del tiempo se va a ir
descubriendo si es porque el trabajo del otro no está hecho o porque no tiene
ni idea de qué va el tema o porque te están engañando o por el motivo que sea.
En una
reunión uno está como director de la misma o dirigido como uno más. En las
primeras, es muy importante, y los demás lo agradecerán, que al comienzo de una
reunión se planteen las condiciones generales:
-
Qué tiempo se dispone o se reserva para la reunión. El plazo que se
fije hay que respetarlo y puede ayudar alguna mentira como una reunión
posterior ineludible (comida con una abuela o cosas ajenas al trabajo en las
que a la gente le de pereza meter las narices).
-
Hay que programar los temas en el tiempo y recordar esto cada vez que
alguien se salga del tema y se adelante al toro.
-
Hay que prohibir los “vodeviles”: que la gente entre y salga de la
reunión o de la formación si ésta es itinerante en una visita, hay que
solicitar que se apaguen los móviles, hay que llamar la atención educadamente a
los que han hecho un corrillo independiente (luego se pierde tiempo en ponerles
al día).
El mejor
consejo de las reuniones que no se dirigen es simplemente pasar a hacerlo, pero
no es fácil o no siempre es conveniente.
Otro buen
consejo para agilizar una reunión es tener presente que hay que ir pasando los
temas, para ello hay que tener muy claro lo que se puede resolver en la reunión
(generalmente nada) y lo que no, para que no se empiece a rondar en círculos
sobre un asunto sin disponer de las herramientas necesarias (datos sustanciales
o la presencia de la persona que realmente decide) para cerrarlo. También ayuda
mucho saber qué temas son urgentes o fundamentales y cuáles no. En resumen: hay
que ir dejando temas pendientes para luego ser resueltos tranquilamente.
5.
Conclusión.
El trabajo
consume gran parte de nuestro tiempo y de nuestras energías, sin embargo, nadie
nos ha enseñado a trabajar, nadie nos ha proporcionado una educación al
respecto (salvo si uno se ha criado en EE.UU., U.K. y algún otro lugar).
El ser
capaces de tener una visión completa del trabajo y de los objetivos que este
persigue nos ayudará no sólo a ser más eficaces, también a realizar un mejor
producto, sencillo y concreto, que es acorde con su finalidad.
El tener
el trabajo controlado y bien programado, también nos puede ayudar a tener una
mejor calidad de vida pues no nos lo llevamos con nosotros a casa, nos permite
dejarlo atrás hasta el día siguiente y dormir tranquilos.
Creo que
la aplicación de este “Método de Trabajo” ayuda a mejorar en dos ámbitos: la
calidad del trabajo que se produce y la calidad de vida fuera del trabajo de
uno mismo. No obstante, todo método está para ser incumplido pues los dogmas
son en esencia un obstáculo al desarrollo de la libertad.
Don Curro.
Transcripción de las notas sobre el “Método de Trabajo” realizadas el viernes 15 de abril de 2011 entre las 8:40 y las 8:55 a partir de las ideas ordenadas en la cabeza entre las 7:15 y las 8:40 tras tomar la determinación de redactar el presente Método:
ResponderEliminarMÉTODO DE TRABAJO
Introducción.
- Tras un encargo no hay que empezar a trabajar.
- Madurarlo en la cabeza antes de empezar.
- Hay que verlo con perspectiva.
De la planificación del trabajo.
- Siempre terminado (pintura).
- Empezar por el formato y el índice (estructura y orden).
- Tras esto, análisis de la situación.
- Lo siguiente la conclusión y lo último el relleno, el desarrollo.
- Siempre se puede completar tras la entrega, pero no puede estar mal.
- El orden según importancia no según el índice.
- Modificación del índice según avanza el trabajo.
- Incluso modificación de las conclusiones.
- Dejar tiempo a la presentación (montar, imprimir y demás).
De el trato con clientes o jefes.
- No hacerles caso en la forma.
- Pero intentar averiguar sus objetivos que no son los obvios.
- Siempre propuestas, nunca pegas.
- Todos los méritos para ellos.
De las reuniones.
- Si algo no está claro, te están engañando (está mal, no está hecho…)
a) Actitud en las que se dirigen.
- Empezar por el tiempo que va a durar y programarla.
- Todos en formación si es una reunión itinerante.
- Prohibido el vodevil, móviles apagados.
b) Actitud en las que no se dirigen.
- Pasar a dirigirlas en los tiempos si se puede.
- Ir cerrando temas.
Conclusión.
- Calidad del trabajo.
- Tiempo libre, calidad de vida.
- Métodos para incumplirse.