¡Para qué apoyar la viga! Si
se tiene ella sola. Esto es lo que debieron pensar hacia el año 2003 cuando encargaron corta la
viga metálica que hemos descubierto. Porque si no llega a apoyar hasta el muro,
¡no pasa nada! Mejor colocarla de todas formas que parar la obra.
Y aunque fastidie reconocerlo, es cierto, al menos por de pronto casi una
década después. Se trata de un antiguo forjado de madera que se cambió en una
actuación anterior por otro metálico ya que las viguetas del primero se habían
podrido por la humedad. En la foto es difícil apreciarlo, pero la vigueta
metálica se queda a unos 2 cm. del muro, cabe el dedo entre el ala del perfil tipo
IPN y el yeso del muro.
Y ciertamente, se ha picado en esta zona para averiguar qué causaba una
grieta aparecida en la esquina justo debajo de la zona retratada en la imagen,
pero la causa no ha resultado ser esta viga colgada del forjado, sino un pie
derecho atacado por xilófagos.
Ahora, lo lógico es que por el mero paso de los años o por una carga grande
colocada en el piso superior, los rasillones del forjado terminen por partir y
descienda algo el suelo de la cocina de arriba, no se llegaría a hundir el
forjado ya que esto sólo ocurre en una vigueta. Inspeccionada la hipotética
futura patología, un técnico que no ha visto esta anómala solución pensaría que
la cabeza de la vigueta de madera original se ha podrido y partido, pero jamás
pondría en duda que alguien en su día se saltase las normas de la buena construcción.
Don Curro.
Rehabilitar Madrid VI.
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