31 de diciembre de 2011

LIKE IT!


Like it! Like it! Like it!

Y ahí nos quedamos, qué extraña moda: "me gusta", sin más. Es como decir Ok, no significa gran cosa.

Pero no es sólo una moda, hace tiempo que lo vemos, hace mucho que se habla de lo políticamente correcto, de no entrar en el meollo, de la autocensura para vivir un mundo más suave y azul. Está mal visto hacer una crítica, aunque sea constructiva, sienta mal; así todo vale, todo es autobombo y todos felices: Like it!

Reconozco que es un mecanismo útil para difundir temas por Internet, pero nos estamos acostumbrando a pasar todo por encima sin que nos aporte nada, una pena.
 
Y tras soltar esto en la red: el vértigo…

Don Curro.

29 de diciembre de 2011

DIARIO ÍNTIMO AJENO, DÍA 5

18:47 del miércoles 28 de diciembre de 2011: accediendo a la Plaza Mayor de Madrid.
Dos mujeres consiguen llegar a la Plaza en plena hora punta del ambiente navideño. Se paran justo tras cruzar el soportal, seguramente afectando al amasijo de peatones que les anteceden por el callejón.
Van envueltas en ropa amplia de invierno y apenas se puede ver que son jóvenes, una casi quinceañera. Miran hacia la plaza abarrotada en la que se han montado los puestos de Navidad, la mayor comenta: "Todo esto no suele estar, esto es llano."

Don Curro.
Pequeñas historias reales.

28 de diciembre de 2011

TOKIO

Viajes II.

Tokio es una ciudad, además de animada, muy acogedora y agradable, en contra de lo que se puede esperar de una ciudad asiática superpoblada. Puede recordar a Londres en el sentido de que su escala es muy humana, así como en la capital inglesa es debido a la trama medieval que conserva, sin grandes avenidas, en Tokio puede que se deba a que todo está planteado a menor escala. Un plano de la ciudad engaña al visitante, todo está más cerca de lo que parece.

Lo cierto es que todo es más pequeño: las alturas de las casas, no sólo porque la estatura media sea menor, también porque se sientan en el suelo; la superficie de las casas, no sólo por lo caro del suelo, también porque están acostumbrados a un programa de necesidades mucho más escueto; hasta la altura de la tapa del inodoro es ridículamente baja. Y hablando de inodoros, ¡qué maravillas!, pero no me detendré a describirlos:


En Tokio prácticamente no hay tráfico privado e incluso relativamente pocos taxis y autobuses, los días de diario pueden parecer domingos en este aspecto. Lo que demuestra que el peatón manda sobre el vehículo, son los famosos pasos de peatones en los que se puede pasar de una esquina a la opuesta atravesando en diagonal un cruce, esto implica que el tráfico rodado se corta por completo en todos los sentidos para dejar circular a las personas.

La ciudad tiene muchas zonas en las que se concentra la actividad y parece organizada en torno a una línea circular de tren que recorre todo el centro. Sobre sus estaciones más importantes se levantan rascacielos con viviendas, comercios y oficinas, todo mezclado, y que suelen prolongarse por alguna calle que parte de la estación. Lo sorprendente es que en cuanto uno sale de estas grandes aglomeraciones de todo, se puede encontrar en pleno centro de la ciudad con tranquilos barrios de pequeñas casas unifamiliares.

 
Pero lo mejor de Tokio, lo que engancha de la ciudad, es su animación. La gente cuando sale del trabajo no se dirige a sus casas, empieza a deambular por los comercios, por los restaurantes y bares (que los hay); de lunes a domingo a partir de media tarde parece festivo. Además, al haber tan pocos extranjeros, no es un destino muy turístico y tienen una política laboral muy dura con el foráneo, despertamos mucha curiosidad y constantemente se dirigen a uno con su peculiar mezcla de timidez y educación para hablar o lo que sea. Eso sí, entorno a las once y media que cierran los trenes, la ciudad se vacía repentinamente y la juerga sigue pero en pocos sitios.

El japonés no parece ser un idioma creado para comunicarse, igual puede ser muy adecuado para la poesía, el teatro u otras artes, pero no para entenderse. Parece que disponen de tres formas de escribir: los pictogramas heredados de China, unos signos de entonación y una especie de alfabeto silábico, de fonemas. Por ejemplo, no es lo mismo decir Tókio, que Tokío, que Toooókió, cada cosa parece decir algo distinto: voy a Tokio, vivo en Tokio… ni idea. En definitiva, los japoneses no parecen entenderse bien entre sí a través de su lenguaje y menos aun de su escritura; ésta puede ser la causa por la que han desarrollado una extraordinaria señalética que permite moverte por sus ciudades sin saber un solo idioma (apenas habla alguno algo de inglés), también puede explicar la afición por el manga y que los menús  de los restaurantes, para ellos mismos, se compongan con fotografías o maquetas realistas. Resulta muy curioso ver como escriben, y a qué velocidad, en los teléfonos utilizando un idioma que no se puede ordenar alfabéticamente.

En cuanto a la arquitectura y el urbanismo, Tokio puede ser “la Meca” de oriente como Chicago es “la Meca” de occidente, hay que visitarla. Sobre el urbanismo ya he hablado ligeramente, la ciudad es el resultado de una actividad frenética, y funciona. También hay alguna intervención interesante en las que se ha coordinado la promoción privada con el espacio público (igual que en los Estados unidos antes del 11-S) para crear un espacio en varios niveles que da acceso a los edificios y los transportes: sótanos que dan al metro, calles con vehículos, puentes peatonales, trenes y autopistas elevadas…


Pero no sólo en estos grandes intercambiadores la planta de calle de la ciudad pierde su primacía, existen muchísimos edificios en los que los usos se mezclan y los comercios pueden estar en cualquier planta. Esto se puede ver en los graciosos directorios que recorren verticalmente las fachadas anunciando todo lo que albergan en las plantas superiores.

En cuanto a la arquitectura contemporánea, destacar la hotelera donde se puede ir a cenar o a tomar copas (muy buena para esto es la guía Wallpaper de Phaidon) y la comercial que refleja plenamente la locura del país por las compras:


Un último comnentario: Tanizaki en su genial libro “El Elogio de la Sobra” concluye quejándose de que, de Japón no haber optado por su aislamiento voluntario en la época Edo, hubiese podido aportar más a la cultura universal, en definitiva, cosas mejor adaptadas a sus peculiaridades y así haber sufrido menos en la asimilación del mundo occidental. Sin duda, el mejor ejemplo son los tacones: las gueisas usan una especie de plataformas que al fin y al cabo les permite apoyar el pie horizontalmente, sin embargo, las jóvenes, se empeñan en calzar unos tacones exagerados, y resulta cómico ver como intentan conseguir unos andares dignos que pocas consiguen. Por alguna razón, su fisonomía no es la mejor para andar de puntillas igual que la nuestra no lo es para sentarnos en el suelo, y entonces las rodillas se les juntan y el cuerpo se inclina hacia adelante, pero lo peor ocurre en las escaleras…

¡Japan is different!

Don Curro.

18 de diciembre de 2011

LOS NOMBRES DE LAS CALLES


¿Existirá alguna urbanización o barrio en el que sus calles lleven nombres de apellidos comunes?: calle de López, calle de Sánchez, Avenida de Pérez… sería magnífico a la par que una tontería simpática.

Don Curro.

A CLOCKWORK ORANGE


Libro:        A CLOCK WORK ORANGE (1962)
Autor:       Anthony Burgess (1917-1993)
Edición:    Penguin Books

“What´s it going to be then, eh?”
There was me, that is Alex, and my trhee droogs…

A pesar de ya haber visto la película hace años y que he vuelto a ver tras leer el libro, me ha sorprendido por encima de las expectativas esta novela que tenía muchas ganas de leer. ¿Qué se puede decir de un clásico tan afamado y venerado? Sobre el lenguaje, la música, la idea, la película…

EL LENGUAJE:

Burgess no se limita a sustituir una serie de palabras en inglés por otras como se suele comentar, y que en su mayoría parece que están tomadas del ruso como Moloco (leche); también incorpora otras a partir de composiciones sencillas como ultra-violence y crea otras como in and out in and out que dejan bien claro su significado. Además, la expresión o la forma que tiene el protagonista Alex de contarnos su vida es distinta en matices al léxico habitual, en lo que más se puede notar es en la repetición de palabras o la introducción de honomatopellas o el orden de las propias palabras:

“What´s it going to be then, eh?”
I take it up now, and this is a real weepy and like tragic part of the story beginning, my brothers and only friends, in Staja (State Jail, that is) Number 84F. You will have little desire to slooshy all the cally and horrible raskazz of the shock that sent my dad beating his bruised and krovvy rockers against unfair like Bog in heaven, and my mum squaring her rot for owwwww owwwww owwwww in her mother´s grief at the only child and son of her bosom like letting everybody down real horrorshow.

Y el resultado, es el un dialecto del inglés muy expresivo y que por lo tanto se entiende bastante bien sin necesidad de recurrir a un glosario de términos.

LA MÚSICA:

En el argumento, es la maravilla que no puede estar mezclada con la delincuencia, el detonante que evidencia que los planes gubernamentales para educar a Alex realmente son un fracaso y van contra la libertad del individuo; aunque éste sea un asesino, Burgess antepone la libertad frente a la seguridad como buen británico.

After that I had lovely Mozart, the Jupiter, and there were new pictures of different litsos to be ground and splashed, and it was after this that I thought I would have just one last disc only before crossing the border, and I wanted something starry and strong and very firm, so it was J.S. Bach I had, the Brandenburg Concerto just for middle and lower strings.

Por supuesto, la película de Kubrick saca mucho más partido del tema de la música por el mero hecho de poder escucharse. ¿A quién no se le queda marcado en la memoria cuando Alex apalea a sus drogos con La Urraca Ladrona (Rossini) de fondo? Qué mejor banda sonora que contar con Guillermo Tell (Rossini) en la escena de las dos desconocidas que se beneficia Alex a cámara rápida o con la Novena Sinfonía de Ludwig van (como le nombra) de la que creo que sólo suena el quinto y último movimiento, la parte fónica de la sinfónica.

Y un detalle: el timbre de la casa en la que la pandilla perpetra su primera fechoría suena con las primeras notas de la Quinta de Beethoven: Tá ta ta ¡chan! Tá ta ta ¡chan!

LA IDEA:

La libertad del individuo frente a la tutoría del Estado, enseñanza o educación y hasta dónde. No son pocos los autores que vivieron las grandes guerras cuyo tema principal en sus obras es la libertad (o su ausencia): Orwell, Hayek, Zweig, Steiner… se podría hablar mucho de esto, pero mejor en un bar.

LA PELÍCULA:

Para mí, Stanley Kubrick es uno de los grandes maestros del cine, no tiene película mala y además aporta una gran variedad: Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (más que genial), 2001: A Space Odyssey (el primer videoclip), The Shining (espeluznante), Paths of Glory… y A Clockwork Orange no es una excepción, especialmente la primera parte hasta que encarcelan a Alex. La pena es que se basa en la primera edición en la que a Burgess se le había quitado el final… del que no se puede hablar claro.

Sin duda sorprenden los títulos de crédito, la estética de los interiores (el Moloko Vellocet debería existir) y de la ropa, la utilización de la música, los grandes angulares, el color… todo ello elementos que Kubrick crea para la película y que no aparecen literalmente en el libro. También impacta el lenguaje de Alex, tomado directamente del libro, si bien, como no toda la película está relatada en primera persona como ocurre con la novela, contrasta mucho la forma de hablar de Alex y sus drogos frente al resto con un marcadísimo acento inglés.


Por último, mencionar otra gran creación surgida del libro, esa canción de Los Nikis titulada “La Naranja No es Mecánica”:

Alex, todo ha cambiado mucho,
… todo ha cambiado mucho…
ya no está de moda tolchoquear. 

¡Oh! Hermanito, se acabaron los delitos,
nadie compra discos de Ludwig van.
...de Ludwig van...

Alex, no lo intentes de nuevo,
deja a los mendigos vivir en paz.

Ya no hay mas moloko, y todos piensan que estás loco,
la ultraviolencia siempre acaba mal.
...siempre acaba mal...


En resumen: muy recomendable el libro, no podría ser de otra forma, y mejor la edición completa de 21 capítulos con Alex alcanzando la mayoría de edad.

Don Curro.