En nuestra vivienda, tendemos a la rutina, tendemos a sentarnos siempre en el mismo lugar del salón, a dormir en el mismo lado de la misma cama… y por lo tanto, nos acostumbramos a una serie de perspectivas interiores del espacio en el que vivimos.
Es muy sorprendente que al cambiar estos puntos de vista habituales, tumbarse en el suelo, subirse a una mesa o simplemente sentarse en una silla en la que nunca lo hacemos sin saber por qué, la percepción de la vivienda cambia de una forma muy refrescante; súbitamente, parece que el pequeño espacio que habitamos tiene unas infinitas posibilidades que desconocemos.
Otro experimento interesante a realizar a propósito de estas costumbres, es probar a sentarnos en el lugar habitual de otra persona, justo antes de que ésta lo haga; en general, el individuo reacciona sufriendo un pequeño e incómodo nerviosismo del que no es consciente y suele permanecer de pie por un buen rato.
Don Curro.
Don Curro.
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