Victoria Adams, ahora Beckham, es uno de esos famosos que ha hecho una marca de sí mismo, y es muy criticada por ello: un esperpento extremadamente delgada, siempre antipática, mal operada, posando en jarras para evitar los colgajos de los brazos, etc. Pero al contrario que otros famosos-producto que han creado una imagen caprichosa y sin sentido, Victoria Adams ha dirigido su transformación con un objetivo claro: el mercado asiático, y norteamericano.
Se ha convertido en la auténtica materialización de una niña salida de un manga. Sus piernas de palo, lo menudo y sin forma del resto del cuerpo con la pequeña interrupción del implante en las nalgas, cada teta un balón, el pelo lacio en forma de campana, la diminuta nariz y la boca picuda… ¿pero cómo conseguir los enormes ojos de Candy Candy?, simplemente gastando unas enormes gafas que de haber sido una simple moda ya las habría dejado de llevar hace años, puede que sea la tendencia más perdurable de los últimos años.
No sé si esto que expongo es cierto, se lo preguntaré si un día me la cruzo, pero tiene sentido.
Don Curro.
Muy acertado el post y muy atrevido diciendo por fin lo que todos piensan de ella.
ResponderEliminarBueno, en el fondo, aunque el resultado sea ese esperpento, estoy albando su línea coherente.
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