27 de septiembre de 2013

DEL CIELO A MADRID



Urbanismo XII
Siguiendo con el tema iniciado en:
http://curropoza.blogspot.com.es/2013/09/a-la-hora-de-la-verdad-somos-europeos.html

En el Urbanismo y en la Arquitectura suele preocupar mucho el tema del soleamiento, pero casi siempre sólo se estudiaba para las horas centrales del día y no para las alargadas sombras del amanecer o atardecer. Por esto, puede resultar interesante ver cómo es la sombra de un objeto (o edificio) a lo largo del día en los días más singulares del año.

Calcular el ángulo con el que incide el Sol en el mediodía (solar) en Madrid en los  solsticios y en los equinoccios no es complicado, pero tan sólo nos da una parte de la información:



(Madrid se encuentra en el paralelo 40º26´, ó 40,43º.)




Lo que resulta interesante es ver el paso del Sol durante el día, y para ello se ha elegido un cubo ya que nos permite intuitivamente percibir la proporción de la sombra frente a la altura del objeto en una vista desde arriba:




Durante los equinoccios parece que la sombra se desliza sobre una línea recta, en realidad nunca se llega a tener la sobra de las 6:00 o 18:00 solares, si el cubo se elevase, la luz pasaría por debajo.

En el verano, las sobras se alargan mucho hacia el sur, aunque esto se produce relativamente rápido, la mayor parte del día las sobras son muy cortas.




Y aquí se puede ver lo corto que resulta el día en invierno y lo alargado de sus sombras.




Estos gráficos pueden servir para replantear las disposiciones de los volúmenes edificados en una urbanización o para reconfigurar elementos como los parasoles, cornisas, marquesinas, lamas, etc. Por ejemplo, una cubierta de “dientes de sierra” si se coloca al revés de lo acostumbrado, orientada al sur, con un mínimo solape entre las aguas, evitaría la entrada directa del Sol en verano tanto al medio día como al amanecer y el atardecer, pero sí permitiría la entrada de la luz en invierno. También se puede cuestionar la clásica disposición de bloques de viviendas en el eje norte-sur en la tipología abierta.

Otra reflexión al respecto, es la relativa a la orientación, en el hemisferio norte disponemos de dos referencias opuestas: el norte en los mapas y el sur con el Sol. No es de extrañar que andemos tan perdidos, podríamos dar la vuelta al Globo y así tenemos el sol al norte.

Don Curro.

Los dibujos que han quedado bien son los de los abatimientos realizados para calcular los ángulos de incidencia del sol:


10 de septiembre de 2013

LA ROTONDA ESPAÑOLA



Urbanismo XI

La “rotonda española” no es un baile. Al contrario que nuestros vecinos los franceses, no somos muy dados a complicar las cosas a la hora de inventar, y sin embargo, hemos creado una tipología única de rotonda que fulmina completamente el gran invento para el tráfico que ésta supone: se trata de la “rotonda con semáforos”, o “rotonda española”.

Expresado con claridad: a un invento que sustituye el semáforo o el “stop” por el “ceda el paso” le hemos puesto semáforos. Para esTo podríamos haber dejado los cruces de toda la vida, en ellos tienes que parar las mismas o menos veces que en una “rotonda española” ya sea de día o de noche y nadie circule por la zona:




En el anterior ejemplo de giro a la izquierda no tiene sentido la segunda vez que se para y es difícil librarte de la tercera haya o no peatones. Pero los semáforos no son el único elemento que caracteriza a la “rotonda española”, también tenemos otros como que muchas veces no se pintan los carriles y se ensancha mucho la calzada respecto de las calles que se encuentran en ella. Esto produce que, si se tiene la suerte de pillar los semáforos abiertos, puedas ir recto a la velocidad que quieras o que se aprovechen para adelantar lo que produce un torpe apelotonamiento en las salidas a las calles. También se tiende a hacer la entrada y salida a la rotonda en perpendicular a sus carriles en lugar de tangencialmente empeorando la agilidad del tráfico y dificultando la visibilidad:




Pero había que dar otro paso más y, con cierta nostalgia del cruce, hemos creado la “rotonda partida con semáforos”, o “rotonda española y olé”, insuperable:




Ahora toca ser constructivos y para ello nos podemos fijar en las rotondas británicas, puede que los mejores haciendo un urbanismo bueno (porque lo estudian en detalle), bonito (porque les crece todo sin esfuerzo) y barato (por el concepto de mínimos de lo público):




Ya estén en la ciudad o en el campo, su forma no es redonda sino que se adapta orgánicamente a las vías que se cruzan en las rotondas; se accede a las mismas tangencialmente y hay una continuación entre los carriles de las calles o carreteras con los carriles circulares de la rotonda de tal manera que los coches casi no se molestan entres sí, se incorporan y salen limpiamente; antes de llegar al cruce, señalizan (en el suelo o en pequeños carteles por lo de barato) en qué carril hay que ponerse en función de a donde se vaya... Sin duda, si el Imperio Británico, al contrario que el español, sigue existiendo, es porque no pierden el tiempo en las rotondas, o en tonterías como comer o ducharse.

La próxima ya la hacemos mejor (y hay de todo en todas partes).

Don Curro.

9 de septiembre de 2013

LAS HUELLAS DIGITALES DE LA REFORESTACIÓN






Es como lo de que los burros siempre evitan las pendientes, las líneas más o menos coinciden con las curvas de nivel del terreno.



Don Curro.

1 de septiembre de 2013

A LA HORA DE LA VERDAD, SOMOS EUROPEOS



Somos europeos, pero sólo la segunda mitad del día. Madrugamos más que nadie, aunque perdemos toda la ventaja por nuestra larga dedicación a la comida. Esto no parece ser así si comparamos los dos tipos de horarios:




Pero hay que tener en cuenta que nuestra hora se rige por el meridiano “G.M.T.+1” ó 15º E, igual que en países mucho más al este como Alemania o Polonia. Por España pasa el meridiano de Greenwich, Madrid está algo más al oeste que Londres, y sin embargo compartimos la franja horaria con Varsovia en donde el cénit del sol se produce 1 hora y 39 minutos antes.

Para verlo mejor, he tomado prestado un magnífico mapa del periodo de entreguerras, al fin y al cabo las ciudades siguen en su sitio (tan sólo habría que dar un capón al que insertó la escala gráfica a un plano que representa la proyección de una esfera):




Londres se sitúa junto a su meridiano y Berlín a tan sólo 6 minutos de distancia, para el paso del sol, del meridiano que dicta su hora (aunque estaría en una situación similar a Londres si los observatorios de Potsdam se hubiesen impuesto a los de Greenwich –magnífico ejemplar el de Mendelsohn-). ¿Y nosotros?:




El sol se sitúa en la vertical de Madrid 1 hora y 15 minutos después de pasar por encima de nuestro adoptado “G.T.M.+1”.

Así que volviendo al primer comentario, si comparamos nuestro horario con el de otras ciudades europeas, pero dentro de la escala de las horas solares: es cierto que madrugamos mucho, perdemos el tiempo en la comida y luego más o menos nos sincronizamos con los norteños.



(Visto así, tampoco tiene mucho sentido el horario de los parisinos.)

Hasta aquí se ha comparado Madrid con otras ciudades europeas, pero dentro de España, desde que amanece en Mahón hasta que lo hace en Finisterre pasan aproximadamente 54 minutos; Menorca se encuentra a unos 43 del “G.M.T.+1” mientras que “el fin del mundo” a 1 hora y 37 minutos:




Mucha gente aboga por que recuperemos el horario europeo en España, básicamente acortar la comida, pero si lo hacemos sin cambiarnos a Greenwich, nos quedaríamos pero que los franceses. Igual lo mejor es empezar a trabajar más tarde, esperar un poco al sol.

Don Curro.