10 de septiembre de 2013

LA ROTONDA ESPAÑOLA



Urbanismo XI

La “rotonda española” no es un baile. Al contrario que nuestros vecinos los franceses, no somos muy dados a complicar las cosas a la hora de inventar, y sin embargo, hemos creado una tipología única de rotonda que fulmina completamente el gran invento para el tráfico que ésta supone: se trata de la “rotonda con semáforos”, o “rotonda española”.

Expresado con claridad: a un invento que sustituye el semáforo o el “stop” por el “ceda el paso” le hemos puesto semáforos. Para esTo podríamos haber dejado los cruces de toda la vida, en ellos tienes que parar las mismas o menos veces que en una “rotonda española” ya sea de día o de noche y nadie circule por la zona:




En el anterior ejemplo de giro a la izquierda no tiene sentido la segunda vez que se para y es difícil librarte de la tercera haya o no peatones. Pero los semáforos no son el único elemento que caracteriza a la “rotonda española”, también tenemos otros como que muchas veces no se pintan los carriles y se ensancha mucho la calzada respecto de las calles que se encuentran en ella. Esto produce que, si se tiene la suerte de pillar los semáforos abiertos, puedas ir recto a la velocidad que quieras o que se aprovechen para adelantar lo que produce un torpe apelotonamiento en las salidas a las calles. También se tiende a hacer la entrada y salida a la rotonda en perpendicular a sus carriles en lugar de tangencialmente empeorando la agilidad del tráfico y dificultando la visibilidad:




Pero había que dar otro paso más y, con cierta nostalgia del cruce, hemos creado la “rotonda partida con semáforos”, o “rotonda española y olé”, insuperable:




Ahora toca ser constructivos y para ello nos podemos fijar en las rotondas británicas, puede que los mejores haciendo un urbanismo bueno (porque lo estudian en detalle), bonito (porque les crece todo sin esfuerzo) y barato (por el concepto de mínimos de lo público):




Ya estén en la ciudad o en el campo, su forma no es redonda sino que se adapta orgánicamente a las vías que se cruzan en las rotondas; se accede a las mismas tangencialmente y hay una continuación entre los carriles de las calles o carreteras con los carriles circulares de la rotonda de tal manera que los coches casi no se molestan entres sí, se incorporan y salen limpiamente; antes de llegar al cruce, señalizan (en el suelo o en pequeños carteles por lo de barato) en qué carril hay que ponerse en función de a donde se vaya... Sin duda, si el Imperio Británico, al contrario que el español, sigue existiendo, es porque no pierden el tiempo en las rotondas, o en tonterías como comer o ducharse.

La próxima ya la hacemos mejor (y hay de todo en todas partes).

Don Curro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario