17 de diciembre de 2012

EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ



Libro:        EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ (1934)
Autor:       Manuel Chaves Nogales (1897-1944)
Edición:    Libros del Asteroide

Tras leer la genial biografía “Juan Belmonte, Matador de Toros” (*), apetecía mucho leer esta otra biografía del mismo autor. Se trata de las peripecias de un bailaor flamenco de origen burgalés al que Chaves Nogales conoce en París y al igual que hace en el libro del torero, lo escribe en primera persona del protegonista.

El maestro Juan y su mujer Sole se encuentran felizmente actuando en París hasta que en 1914 un turco decide contratar sus servicios y se los lleva a Estambul, allí tienen gran éxito pero comienza la Gran Guerra y la capital turca cae bajo el dominio alemán. Pueden seguir trabajando pero las relaciones con un general del ejercito invasor se complican y deciden huir a Rumanía, que al poco de llegar ellos, declara la guerra a Alemania así que deciden volver a huir, esta vez a Rusia.

Pero ya sabemos lo que pasa en Rusia en marzo y octubre (nuestro noviembre) de 1917. El matrimonio queda atrapado en la nueva nación socialista en donde han prohibido los cabarets, pasan a ser burgueses y no tienen donde trabajar. Tienen que volver a escaparse, esta vez a Kiev, pero al poco de llegar, la ciudad es tomada y perdidad sucesivamente por los ejércitos rojo, blanco, ucraniano y polaco. Sobreviven a las balas y cuando definitivamente se impone la Dictadura del Proletariado se mudan a Odesa donde la gente se muere de hambre y frío. Allí realizan su última huída que por fin les saca del helado infierno seis años después de llegar.

La biografía de esos años vividos en las repúblicas socialistas, muestra toda la crueldaz que viven desde el tranquilo y resignado punto de vista del maestro. Trágico y cómico. Muy recomendable; siguiente libro de este autor en espera: “A Sangre y Fuego”.

Don Curro.

11 de diciembre de 2012

ARTE INFANTIL - FOTOGRAFÍA



En el anterior escrito sobre “arte infantil”, se mencionaba que los niños miran diferente y que esto se aprecia especialmente en las fotografías que hacen:



La mayoría de las veces se centran en un objeto, simplemente lo quieren fotografiar sin más pretensión así que el motivo ocupa el centro de la fotografía. Un adulto percibe mejor los espacios o los conjuntos y nos cuesta más valorar un objeto en sí; vemos el bosque y no el árbol gracias a la asimilación de los conceptos.

Otras veces hacen fotografías de partes de los objetos que les llaman la atención con unos resultados muy expresivos, algo que no se sabe qué es, un zoom sobre un cuento o una parte de un grafiti:



O resultan abstractos como en estas fotografías de unos vasos de plástico:



Otras veces no sabes que han intentado fotografiar, en el siguiente ejemplo puede que un pájaro o un avión, pero el resultado son una serie de recortes del cielo muy artística:



Aunque la mayoría de las veces, tan sólo tienen suerte y les queda bien:



Don Curro.

9 de diciembre de 2012

ARTE INFANTIL



Los niños son capaces de dibujar o pintar con mucha expresividad y alegría, puede que por su falta de conocimiento y formación técnica y también porque simplemente ven distinto:



Éste es Lucas trasteando con un cuadro ajeno y su posterior primer óleo, tiene unos 3 años. Afortunadamente, aún no le han enseñado a “rellenar” ni a hacer figuras, se ha limitado a disfrutar, a averiguar cómo funciona la brocha y la pintura, a rellenar el cuadro pues no entiende que pueda quedar algo vacío. Y mágicamente aparece una composición, el resultado no es ni mucho menos monótono y sin valorar, hay una zona en la que predominan los colores vivos y otra los más oscuros y profundos en la que además aparen unos blancos azulados contrastando… exagerando puede pasar por un Kandinsky.



A la izquierda un cuadro de Martina (9 años), es genial que a pesar de su edad haya conseguido pintar con total libertad, nada es reconocible y al igual que antes también se puede ver una composición, una zona de ocres bajo otra de rojizos perfiladas por líneas de color más intenso… puede pasar por un Pollock.

A la derecha, Lucas, ya con 7 años, ha usado la misma técnica que Martina pero para pintar una imagen de la Luna que había mostrado la N.A.S.A., en comparación, al aparecer un tema, el cuadro pierde mucha frescura pero aún así el objeto se valora frente al fondo y el hecho de que lo ocupe todo nos indica la sencilla forma de mirar las cosas (esto se aprecia mejor en las fotografías que hacen los niños).



Y ahora un dibujo de Luis (4 años y nunca ha visto a E.T.), la composición es la que le han enseñado en el colegio: suelo abajo, cielo arriba y cosas en medio, la única gracia es que no se tocan los fondos. Pero lo interesante es ver cómo representa la figura humana, probablemente ha plasmado todos los elementos que componen a una persona según la imagen que guarda en su cabeza. Por ejemplo, los dedos son desproporcionadamente grandes porque seguro que tienen mucha importancia en su recuerdo, y sólo aparecen tres por mano porque no sabrá cuantos hay. Es difícil determinar qué aporta la falta de técnica y qué la imagen distorsionada de la realidad para que surja este resultado.
 

El caso es que nos suele encantar lo que hacen sin saberse muy bien cómo.



Don Curro.

INCOMPRENSIBLES NORMAS



Urbanismo VIII

Un ilustre arquitecto solía recomendar que en el equipo de redacción de cualquier documento urbanístico debiera incluirse a un lingüista.

Puede que los mejores ejemplos de enrevesada escritura se encuentren cuando se definen volúmenes, formas o gálibos:

Llamamos “formación de cornisa”, al sólido o espacio máximo en el que se debe inscribir las cornisas de los edificios, incluido el arranque de su cubrición o cubierta, formado por la intersección de un plano horizontal, perpendicular al plano vertical de la fachada  del edificio, y otro plano que arrancando a una distancia de ciento veinte (120) centímetros medido en el plano horizontal y perpendicular al plano de fachada, se eleva con un ángulo máximo de veinticinco (25) grados sexagesimales o el cuarenta y siete (47%) por ciento. Todo ello con la condición que el frente máximo macizo de cornisa no supere los treinta (30) centímetros.

Al final, cuando se relee despacio no resulta tan complicado, pero en una primera lectura, uno empieza a pensar en el viaje para visitar al arquitecto municipal a ver si él sabe.

Otras veces, puede que se exponga otra cosa distinta a la que se pretende, así parece que ocurre en el siguiente párrafo:

En él podrá inscribirse un círculo de doce (12) metros de diámetro, libre de edificaciones, tangente al eje del hueco de la pieza considerada, que podrá reducirse a nueve (9) metros, siempre y cuando la superficie del espacio señalada anteriormente se incremente multiplicándola por un coeficiente que se obtendrá como cociente entre la dimensión inicial y la reducida.

De los ejemplos guardados en la memoria, estos han sido los más fáciles de encontrar. Creo que comienza una nueva colección…

Don Curro.