9 de diciembre de 2012

INCOMPRENSIBLES NORMAS



Urbanismo VIII

Un ilustre arquitecto solía recomendar que en el equipo de redacción de cualquier documento urbanístico debiera incluirse a un lingüista.

Puede que los mejores ejemplos de enrevesada escritura se encuentren cuando se definen volúmenes, formas o gálibos:

Llamamos “formación de cornisa”, al sólido o espacio máximo en el que se debe inscribir las cornisas de los edificios, incluido el arranque de su cubrición o cubierta, formado por la intersección de un plano horizontal, perpendicular al plano vertical de la fachada  del edificio, y otro plano que arrancando a una distancia de ciento veinte (120) centímetros medido en el plano horizontal y perpendicular al plano de fachada, se eleva con un ángulo máximo de veinticinco (25) grados sexagesimales o el cuarenta y siete (47%) por ciento. Todo ello con la condición que el frente máximo macizo de cornisa no supere los treinta (30) centímetros.

Al final, cuando se relee despacio no resulta tan complicado, pero en una primera lectura, uno empieza a pensar en el viaje para visitar al arquitecto municipal a ver si él sabe.

Otras veces, puede que se exponga otra cosa distinta a la que se pretende, así parece que ocurre en el siguiente párrafo:

En él podrá inscribirse un círculo de doce (12) metros de diámetro, libre de edificaciones, tangente al eje del hueco de la pieza considerada, que podrá reducirse a nueve (9) metros, siempre y cuando la superficie del espacio señalada anteriormente se incremente multiplicándola por un coeficiente que se obtendrá como cociente entre la dimensión inicial y la reducida.

De los ejemplos guardados en la memoria, estos han sido los más fáciles de encontrar. Creo que comienza una nueva colección…

Don Curro.

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