Los niños son capaces de dibujar o pintar con mucha
expresividad y alegría, puede que por su falta de conocimiento y formación
técnica y también porque simplemente ven distinto:
Éste es Lucas trasteando con un cuadro ajeno y su
posterior primer óleo, tiene unos 3 años. Afortunadamente, aún no le han enseñado
a “rellenar” ni a hacer figuras, se ha limitado a disfrutar, a averiguar cómo
funciona la brocha y la pintura, a rellenar el cuadro pues no entiende que
pueda quedar algo vacío. Y mágicamente aparece una composición, el resultado no
es ni mucho menos monótono y sin valorar, hay una zona en la que predominan los
colores vivos y otra los más oscuros y profundos en la que además aparen unos
blancos azulados contrastando… exagerando puede pasar por un Kandinsky.
A la izquierda un cuadro de Martina (9 años), es
genial que a pesar de su edad haya conseguido pintar con total libertad, nada
es reconocible y al igual que antes también se puede ver una composición, una
zona de ocres bajo otra de rojizos perfiladas por líneas de color más intenso… puede
pasar por un Pollock.
A la derecha, Lucas, ya con 7 años, ha usado la misma
técnica que Martina pero para pintar una imagen de la Luna que había mostrado
la N.A.S.A., en comparación, al aparecer un tema, el cuadro pierde mucha
frescura pero aún así el objeto se valora frente al fondo y el hecho de que lo
ocupe todo nos indica la sencilla forma de mirar las cosas (esto se aprecia
mejor en las fotografías que hacen los niños).
Y ahora un dibujo de Luis (4 años y nunca ha visto a E.T.),
la composición es la que le han enseñado en el colegio: suelo abajo, cielo
arriba y cosas en medio, la única gracia es que no se tocan los fondos. Pero lo
interesante es ver cómo representa la figura humana, probablemente ha plasmado
todos los elementos que componen a una persona según la imagen que guarda en su
cabeza. Por ejemplo, los dedos son desproporcionadamente grandes porque seguro
que tienen mucha importancia en su recuerdo, y sólo aparecen tres por mano
porque no sabrá cuantos hay. Es difícil determinar qué aporta la falta de
técnica y qué la imagen distorsionada de la realidad para que surja este
resultado.
El
caso es que nos suele encantar lo que hacen sin saberse muy bien cómo.
Don
Curro.
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