28 de julio de 2013

LA CASITA DEL PRÍNCIPE, VERSIÓN F-VI



Las cosas no siempre cambian a mejor, hasta esta última generación, una “casita del príncipe” –así, en diminutivo– en realidad era un pabellón perdido por los jardines del recinto real para el divertimento del heredero (con esto seguro que nos viene a la mente aquella película de Sofía Coppola); el príncipe seguía viviendo con sus padres o tutores en el palacio.

Las “casitas del príncipe”, hasta esta última, eran pequeños edificios con una planta baja destinada a salones en los que se organizaban fiestas, conciertos o cacerías y, a veces, una escueta planta alta donde el príncipe podía ejercer sus privilegios. Así son la de El Escorial y la de El Pardo, así como la del Infante también en El Escorial:


¡Pero llegó su majestad el Príncipe Felipe y se hizo una “casita” para vivir!, rompiendo de esta manera con toda la tradición al respecto hasta la fecha, un chaletón más playero que real:



Don Curro.

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