18 de diciembre de 2011

A CLOCKWORK ORANGE


Libro:        A CLOCK WORK ORANGE (1962)
Autor:       Anthony Burgess (1917-1993)
Edición:    Penguin Books

“What´s it going to be then, eh?”
There was me, that is Alex, and my trhee droogs…

A pesar de ya haber visto la película hace años y que he vuelto a ver tras leer el libro, me ha sorprendido por encima de las expectativas esta novela que tenía muchas ganas de leer. ¿Qué se puede decir de un clásico tan afamado y venerado? Sobre el lenguaje, la música, la idea, la película…

EL LENGUAJE:

Burgess no se limita a sustituir una serie de palabras en inglés por otras como se suele comentar, y que en su mayoría parece que están tomadas del ruso como Moloco (leche); también incorpora otras a partir de composiciones sencillas como ultra-violence y crea otras como in and out in and out que dejan bien claro su significado. Además, la expresión o la forma que tiene el protagonista Alex de contarnos su vida es distinta en matices al léxico habitual, en lo que más se puede notar es en la repetición de palabras o la introducción de honomatopellas o el orden de las propias palabras:

“What´s it going to be then, eh?”
I take it up now, and this is a real weepy and like tragic part of the story beginning, my brothers and only friends, in Staja (State Jail, that is) Number 84F. You will have little desire to slooshy all the cally and horrible raskazz of the shock that sent my dad beating his bruised and krovvy rockers against unfair like Bog in heaven, and my mum squaring her rot for owwwww owwwww owwwww in her mother´s grief at the only child and son of her bosom like letting everybody down real horrorshow.

Y el resultado, es el un dialecto del inglés muy expresivo y que por lo tanto se entiende bastante bien sin necesidad de recurrir a un glosario de términos.

LA MÚSICA:

En el argumento, es la maravilla que no puede estar mezclada con la delincuencia, el detonante que evidencia que los planes gubernamentales para educar a Alex realmente son un fracaso y van contra la libertad del individuo; aunque éste sea un asesino, Burgess antepone la libertad frente a la seguridad como buen británico.

After that I had lovely Mozart, the Jupiter, and there were new pictures of different litsos to be ground and splashed, and it was after this that I thought I would have just one last disc only before crossing the border, and I wanted something starry and strong and very firm, so it was J.S. Bach I had, the Brandenburg Concerto just for middle and lower strings.

Por supuesto, la película de Kubrick saca mucho más partido del tema de la música por el mero hecho de poder escucharse. ¿A quién no se le queda marcado en la memoria cuando Alex apalea a sus drogos con La Urraca Ladrona (Rossini) de fondo? Qué mejor banda sonora que contar con Guillermo Tell (Rossini) en la escena de las dos desconocidas que se beneficia Alex a cámara rápida o con la Novena Sinfonía de Ludwig van (como le nombra) de la que creo que sólo suena el quinto y último movimiento, la parte fónica de la sinfónica.

Y un detalle: el timbre de la casa en la que la pandilla perpetra su primera fechoría suena con las primeras notas de la Quinta de Beethoven: Tá ta ta ¡chan! Tá ta ta ¡chan!

LA IDEA:

La libertad del individuo frente a la tutoría del Estado, enseñanza o educación y hasta dónde. No son pocos los autores que vivieron las grandes guerras cuyo tema principal en sus obras es la libertad (o su ausencia): Orwell, Hayek, Zweig, Steiner… se podría hablar mucho de esto, pero mejor en un bar.

LA PELÍCULA:

Para mí, Stanley Kubrick es uno de los grandes maestros del cine, no tiene película mala y además aporta una gran variedad: Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (más que genial), 2001: A Space Odyssey (el primer videoclip), The Shining (espeluznante), Paths of Glory… y A Clockwork Orange no es una excepción, especialmente la primera parte hasta que encarcelan a Alex. La pena es que se basa en la primera edición en la que a Burgess se le había quitado el final… del que no se puede hablar claro.

Sin duda sorprenden los títulos de crédito, la estética de los interiores (el Moloko Vellocet debería existir) y de la ropa, la utilización de la música, los grandes angulares, el color… todo ello elementos que Kubrick crea para la película y que no aparecen literalmente en el libro. También impacta el lenguaje de Alex, tomado directamente del libro, si bien, como no toda la película está relatada en primera persona como ocurre con la novela, contrasta mucho la forma de hablar de Alex y sus drogos frente al resto con un marcadísimo acento inglés.


Por último, mencionar otra gran creación surgida del libro, esa canción de Los Nikis titulada “La Naranja No es Mecánica”:

Alex, todo ha cambiado mucho,
… todo ha cambiado mucho…
ya no está de moda tolchoquear. 

¡Oh! Hermanito, se acabaron los delitos,
nadie compra discos de Ludwig van.
...de Ludwig van...

Alex, no lo intentes de nuevo,
deja a los mendigos vivir en paz.

Ya no hay mas moloko, y todos piensan que estás loco,
la ultraviolencia siempre acaba mal.
...siempre acaba mal...


En resumen: muy recomendable el libro, no podría ser de otra forma, y mejor la edición completa de 21 capítulos con Alex alcanzando la mayoría de edad.

Don Curro.

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